
En el mundo actual, los datos se han convertido en uno de los activos más potentes que puede poseer una empresa. No solo tienen el potencial de impulsar la innovación, sino que también permiten tomar decisiones y crear ventajas competitivas. Sin embargo, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Cuando las organizaciones tratan los datos con indiferencia (sin una gobernanza, un contexto o consideraciones éticas adecuados), pueden causar un daño significativo a las personas, las comunidades e incluso la sociedad. Los datos pueden pasar de ser un activo poderoso a un arma peligrosa si se manejan de forma incorrecta.
El aumento de las prácticas descuidadas en materia de datos
En muchas organizaciones, especialmente en aquellas que son nuevas en la gestión de datos, los datos suelen considerarse un recurso abstracto o puramente técnico. Es algo que el departamento de TI gestiona o que se utiliza en análisis para generar información. Sin embargo, esta visión pasa por alto un hecho fundamental: los datos tienen que ver con las personas. Ya sean datos de clientes, datos de empleados o información empresarial confidencial, las vidas y los medios de vida reales están conectados a esas filas y columnas. Comprender este elemento humano es crucial para una gestión responsable de los datos.
Sin embargo, con demasiada frecuencia las empresas no reconocen este elemento humano. Los datos reciben un mal uso, a veces por ignorancia o negligencia. Cuando los propietarios de productos o los equipos de negocios incorporan nuevos datos sin la orientación adecuada, abren la puerta a un posible uso indebido. Esto sucede cuando las organizaciones ven los datos como un activo, pero no los protegen como tal. Los tratan con indiferencia, lo que permite que florezcan suposiciones incorrectas, controles poco rigurosos e interpretaciones sesgadas. El mal manejo de los datos de estas formas puede tener consecuencias muy reales.
Según Harvard Business Review, los datos incorrectos le cuestan a la economía estadounidense la asombrosa suma de 3,1 billones de dólares anuales, principalmente debido a pérdidas de productividad y mayores costos operativos. Según el Informe de Gestión de Datos Global de Experian, las organizaciones dedican entre el 30 y el 50 % de su tiempo a corregir errores de datos y gestionar la repetición de tareas. Estas cifras ilustran cuán generalizado es el impacto del uso descuidado de los datos en las operaciones comerciales diarias, lo que subraya la necesidad de una gestión responsable de los datos.
El uso indebido de datos y su impacto en las personas
Un manejo descuidado de los datos puede dar lugar a la violación de la privacidad y la confidencialidad. Por ejemplo, las personas pueden ver expuestos sus datos personales a través de una filtración de datos. En 2021, el Identity Theft Resource Center (ITRC) informó de un aumento del 68% en las filtraciones de datos en los EE. UU., lo que expuso a 294 millones de personas al robo de identidad y al fraude financiero. Pero no se trata solo de filtraciones. Los datos incorrectos pueden dar lugar a decisiones perjudiciales, como negarle un préstamo a alguien basándose en información crediticia errónea o clasificarlo incorrectamente en una póliza de seguro médico. Los datos pueden reforzar sesgos sistémicos, especialmente cuando las desigualdades históricas se incorporan a los algoritmos. Cuando se utilizan de forma indebida, los datos refuerzan la discriminación, lo que hace que quienes ya están marginados sean aún más vulnerables.
Además, cuando las organizaciones utilizan datos personales sin consentimiento o sin una comprensión clara de sus implicaciones, erosionan la confianza. Una encuesta de PwC reveló que el 85% de los consumidores no hacen negocios con una empresa si les preocupan sus prácticas de seguridad de datos. Las personas se sienten violadas cuando su información es mal manejada y pierden la fe en las instituciones que se supone que deben protegerlas.
Las implicaciones son aún más profundas en sectores como el de la salud. Según el informe Cost of a Data Breach de IBM, el coste medio de una filtración de datos en el ámbito sanitario fue de 10,93 millones de dólares en 2023, más alto que el de cualquier otro sector. Más allá del impacto financiero, las filtraciones en el ámbito sanitario pueden exponer información confidencial de los pacientes, lo que pone a las personas en riesgo de sufrir daños emocionales, sociales y económicos.
Los costos sociales y comerciales del uso descuidado de los datos
Cuando las organizaciones tratan los datos como un recurso de libre acceso, a menudo pasan por alto los costos ocultos que se derivan de este enfoque. Las prácticas descuidadas en materia de datos conducen a lo que a veces se denomina la creación de "fábricas de datos ocultas", donde la repetición manual del trabajo y los procesos ineficientes frenan la productividad. Peor aún, estas prácticas pueden dar lugar a multas regulatorias, batallas legales y daños a la reputación cuando las cosas salen mal.
Por ejemplo, en 2023, Meta (Facebook) se enfrentó a una multa de 1.300 millones de dólares por violar el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), la sanción más importante desde que entró en vigor la normativa. Este es un duro recordatorio de que las organizaciones no pueden darse el lujo de tomarse la gestión de datos a la ligera.
A nivel social, el uso indebido de los datos puede perpetuar estereotipos, excluir a grupos marginados de los servicios o incluso manipular la opinión pública. Un estudio del AI Now Institute concluyó que el 58% de los algoritmos utilizados en la toma de decisiones de alto riesgo, como la contratación o la concesión de préstamos, presentaban sesgos contra los grupos minoritarios. Esto puede provocar daños reales, como negar injustamente préstamos o empleos a personas. En el sistema de justicia penal, se ha demostrado que el uso de algoritmos sesgados como COMPAS (Perfiles de gestión de delincuentes penitenciarios para sanciones alternativas) predice de forma imprecisa tasas de reincidencia más altas para los acusados negros que para los blancos, lo que demuestra el impacto perjudicial del sesgo algorítmico cuando los datos se utilizan descuidadamente.
Del descuido de los datos a la responsabilidad de los mismos

Las organizaciones deben cambiar su mentalidad sobre el manejo de datos. Esto comienza con comprender que la gobernanza de datos no es solo una cuestión de TI, sino una responsabilidad empresarial. Los datos no son simplemente un recurso que se puede explotar para obtener información, sino un activo fundamental que refleja y afecta las vidas humanas.
Las prácticas adecuadas de gobernanza de datos deben estar integradas en cada capa de una organización, desde la alta dirección hasta los equipos de productos. Esto significa establecer estructuras claras de propiedad de los datos, implementar protocolos de seguridad sólidos y garantizar la transparencia en cuanto a cómo se recopilan, utilizan y almacenan los datos.
Además, las empresas deben adoptar una mentalidad de responsabilidad. Es esencial plantearse preguntas críticas como:
¿Estamos considerando el impacto de nuestras prácticas de datos en las personas?
¿Estamos permitiendo que los sesgos se introduzcan en nuestros algoritmos?
¿Estamos siendo transparentes y éticos en la forma en que recopilamos y utilizamos los datos?
Las consecuencias de no abordar estas cuestiones son significativas. El estudio comparativo sobre privacidad de datos de 2023 de CISCO mostró que el 90 % de las organizaciones experimentaron retrasos en sus ciclos de ventas debido a preocupaciones sobre la privacidad de los datos de los clientes. El manejo descuidado de los datos perjudica a las personas, ralentiza las operaciones comerciales e impacta en el crecimiento de los ingresos.
Empoderar a las personas mediante prácticas éticas de datos
Los datos deberían empoderar a las personas, no dañarlas. Cuando se manejan con cuidado y responsabilidad, tienen el potencial de mejorar vidas, crear equidad e impulsar el progreso. Sin embargo, cuando se manejan mal, pueden profundizar la desigualdad y erosionar la confianza.
Las prácticas éticas en materia de datos no son solo una necesidad regulatoria, sino una obligación moral. La encuesta Digital Trust Survey de Accenture reveló que las empresas que priorizan la ética de los datos experimentaron un aumento del 11 % en la confianza de los consumidores, lo que impulsó la lealtad y el crecimiento. Al tratar los datos con respeto, garantizar su integridad y utilizarlos de manera responsable, las organizaciones no solo pueden evitar las consecuencias negativas del mal manejo de los datos, sino que también contribuyen a una sociedad más justa y equitativa.
En una época en la que los datos definen nuestras decisiones, recordemos que en el centro de cada dato hay una persona. Las personas merecen ser tratadas con dignidad, no como estadísticas que se puedan manipular sin cuidado.
Un llamado a la acción
Cuando los datos nos fallan, las personas, las empresas y la sociedad sufren las consecuencias. A medida que avanzamos hacia la era del big data y la inteligencia artificial, no se puede exagerar la importancia de la gestión responsable de los datos. Es hora de que las organizaciones examinen en profundidad sus prácticas de datos y se aseguren de que están trabajando para el bien de las personas a las que sirven, no en su contra.
Tus datos son más que simples números: son una historia, una vida, una persona. Tratémoslos así.
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J. M. Abrams
Director De Cultura De Datos
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